miércoles, 26 de septiembre de 2007

Somnolencia

No sé que pasa...pero tengo sueño. O tal vez sí lo sé. Quiero mirarme por dentro, ver la piel de mis párpados para entender. He estado volcado hacia afuera, y tal vez lo siga estando una vez que pase esta semana en que sólo quiero dormir, pero mientras, trato de verme por dentro. No sé cuál es el origen y el contenido de la angustia que me lleva a huir de mí mismo, a escapar a través de caminos de risas, embriaguez y vacío.
Es cierto, son polos, pasar de la manía a la cama y dormir y dormir y dormir... lo peor es que no sé que polo me es más cómodo. Me da susto dejar de verme, dejar de lado lo que me pasa de verdad y sólo evadir. El cansancio del domingo, junto a la sensación de exclusión y soledad total...me aterra.
Dormir es rico, es casi adictivo, es un repliegue del mundo entero hacia adentro. Y puede ser un estado demasiado atractivo en el cual quedarse ante el horror al vacío y a vincularse. Permanecer borracho y bailando es un camino pavimentado para no conectarse con los dolores. Quiero estar despierto, poder mirar con claridad y también parapadear para verme por dentro. Quiero poder sentarme y disfrutar, sabiendo quien soy y que hay frente a mí...tal vez para eso primero debo dormir, hasta que despierte conmigo, abrazado de mi historia y besando mi realidad...
Buenas Noches

lunes, 24 de septiembre de 2007

Primeras palabras


No se que sería lo que dije por primera vez, me imagino que debe haber sido algo como mamá... era con ella con quien pasaba la mayor parte del tiempo, bueno, entre ella y los brazos de mi abuelita... y a veces los de mi tía. Así que no sé que fue lo primero que dije, no sé a quién llamé, sólo sé que puede haber sido a cualquiera de esas tres mujeres, que me hicieron creer que así, balbucueándoles, iba a tenerlas siempre conmigo. Mi madre lo está, tan sólo a cambio de la incondicionalidad absoluta mezclada con la entrega inmolada de sí. Mi abuelita, hoy está en cama, no reconce bien a mi abuelito, y dejó de tejer y hacer empanadas de pera, y no reconoce a mi abuelito que está en la cama del lado, pero sigue mostrando una snrisa enorme cada vez que llego. Mi tía se fue... dejó el jardín sin cuidar, las flores se están secando entre el pastizal, el pino del patio de atrás deja caer sus ramas que ya no son nunca podadas... la casa está triste... yo también...